—¿Quién hay ahí?
En realidad lo he dicho sin pensar en cuanto he escuchado ese ruido. Como todo el mundo que formula esa pregunta en las películas de terror o en los thriller. Si lo pensaran, no dirían nada porque cualquier respuesta es peor que la incertidumbre y el desconocimiento. Además, si algún monstruo estuviera presente en esta habitación, yo ya habría perdido el factor sorpresa.
Por suerte, no recibo ninguna respuesta. Estoy sentado en mi cama y sólo percibo un silencio frío y espeso. Un escalofrío me recorre la espalda y me apresuro a encender la luz de la mesilla de noche. La luz se expande por toda la sala arrebatando sus secretos a la oscuridad. Nada. La habitación sigue completamente vacía pero en el momento en el que me tranquilizo me doy cuenta de que encender la luz tampoco había sido una gran idea. Podría haber desvelado a un ser amorfo con una mandíbula llena de afilados dientes. Entonces, el desasosiego antes de morir habría sido horrible. Pero no hay nada ni nadie, así que vuelvo a apagar la luz y me dispongo a dormir.
Lo siguiente que me desvela es un leve pero constante goteo en el lavabo de mi habitación. Trago saliva y trato recordad si ya podía escucharse antes. Intento conseguir alguna excusa que me convenza de que nadie ha entrado allí antes de que encendiera la luz. Pero no acierto con ninguna y la paz que otorga la soledad voluntaria se disuelve y mezcla con el terror. De repente, la puerta del lavabo produce un leve chirrido que me paraliza. El pecho se me encoge y me cuesta respirar. Logro encontrar una reserva de aire para pronunciar de nuevo la pregunta:
—¿Quién hay ahí?
Desgraciadamente, esta vez sí que encuentro una respuesta, que llega desde el umbral del lavabo.
—Nadie. Vuelve a dormir.
2 comentarios
Ay Dios, qué escalofrío me ha dado cuando he leído la última frase jaja Me hago fan.
ResponderEliminarEscribe un libro de terror, por favorrrrrrr. Yo lo compraría jaja
Ohhhh 😱😱😱 muchas gracias ❤️❤️❤️❤️❤️
EliminarOs echamos de menos aquí en la blc que lo sepáis